martes, 29 de noviembre de 2011

Villa, la tristeza del falso extremo

El singular sistema de Guardiola deja tantas víctimas como la política exterior estadounidense. Daños colaterales, eufemísticamente hablando. Eto’o, Ibrahimovic, Bojan, cada uno con una casuística particular son piezas difíciles de encajar en el pulido engranaje de Pep. David Villa va camino de ser el siguiente. El problema de Villa empezó antes de que éste aterrizara en Ca’n Barça: para ser exacto el día 2 de mayo de 2008 cuando en una obra maestra de Guardiola se inventa el llamado “falso 9”. Aquel día el Barça se jugaba la Liga en el Bernabéu y decide mandar a dos de los mejores delanteros centro de la última década (Henry y Eto’o), con una cantidad incontable de goles a sus espaldas, a las bandas para dejar espacio en el centro a Messi (quien quiera saber más sobre el porqué de este cambio de estrategia que busque la rueda de prensa post-partido del entrenador blaugrana, a pregunta de Ricard Torquemada da una lección magistral de estrategia futbolística). Aquel día el fútbol le dio la razón a Pep y el resultado pasó a la Historia: 2 a 6.


Antes de que se anunciara oficialmente la salida del sueco Ibrahimovic por diferencias insalvables con el entrenador y demás miembros de la plantilla, se anuncia el fichaje de Villa. Último pelotazo de Laporta antes de abandonar la presidencia. Villa se va a Sudáfrica a jugar el Mundial siendo jugador azulgrana y en esa competición vuelve a demostrar que es un jugador letal, aunque Vicente del Bosque lo mande a la banda izquierda para dejar la punta a Fernando Torres. Villa lleva tiempo jugando para España en esa posición, una especie de extremo con tendencia hacia el centro, sacando el regate siempre a su derecha para buscar posición de tiro o avance hacia portería. Un falso extremo. Viendo el Mundial de Villa nada hacía pensar que éste no llegara a cuajar en Ca’n Barça a pesar de que Pep comprobara/confirmara que al fútbol se puede jugar sin 9.


Cualquier club es distinto a la selección y el Barça es distinto a cualquier club. Y pasamos de ver a Villa con la Roja agarrando la pelota y haciendo travesuras en la banda, apareciendo desde la izquierda hacia el centro tirando desmarques que hacen las delicias de cualquier mediocentro, a Villa con el Barça: errando controles, tocando la pelota más de lo esperado y ensayado y esperando balones que nunca le llegan. Un delantero vive del gol (perdón por la obviedad) y si a la sequía goleadora le sumas una falta de adaptación a la única posición con la que tienes posibilidades de ser titular tenemos al Villa actual. Criticado. Triste en el banquillo después de su cambio en San Siro. Silbado por el insensible e insaciable público del Camp Nou.


Villa juega en la banda izquierda blaugrana como si lo hiciera desde una jaula de Oro. Sólo su indiscutible calidad le ha hecho salvarse antes de las críticas (¿puede uno imaginarse a delanteros de talla mundial como Torres, Higuaín, Drogba, Ibrahimovic, jugar en esa posición, marcar goles decisivos y brillar como ha hecho Villa en algunos partidos importantes?), pero me temo que ya está sentenciado. Su desazón acompañada de esa crítica, en mi opinión, excesiva no puede terminar bien. Acabará machacado por el estilo de Pep; ese rodillo que destroza a los 9 en favor de títulos y excelencia.