martes, 25 de enero de 2011

A pesar del entrenador

Hay veces en que un equipo gana y a ojos del aficionado neutral va muy bien en la Liga o en alguna otra competición y sin embargo los aficionados de su propio club ven al entrenador como un lastre. Situaciones como la de Manzano en su última etapa en Mallorca o la de Benítez en Valencia son ejemplos de lo que quiero decir.

Pero no quería hablar del pasado, sino del presente. Y en las últimas temporadas hay un claro exponente en el Athletic. Joaquín Caparrós, o Jokin Caparrós como se le bautizó en San Mamés después de llevar al equipo a la final de Copa de hace un par de temporadas.

El Athletic va sexto, en plena lucha por entrar en Europa League, aunque un poco lejos de puestos Champions, luchando con Espanyol, Sevilla, Mallorca, Getafe, Atleti por la gloria europea y aún así no creo que estén muy contentos por Bilbao. 

Sí, el Athletic siempre se ha considerado un equipo más peleón que técnico pero no creo que una cosa esté reñida con la otra. Los vascos se dedican ahora al patapúm p'arriba clementista y que Llorente resuelva. Y tienen suerte, porque Llorente resuelve. Es un jugadorazo. Controla, baja, espera a que lleguen sus compañeros o se gira y resuelve de jugada personal. En fin, un delantero centro muy importante. ¿Y después? ¿y si no está él? Nada, no hay nada más que Toquero corriendo de un lado para otro, dejándose la piel y un chaval de 17 años llamado Muniain.

¿De verdad el Athletic no tiene nada más? Yo creo que sí, que hay calidad, y mucha en el centro del campo y en la delantera. ¿De verdad Iraola, Susaeta, Gabilondo, Orbaiz, Javi Martínez, David López, Llorente, Muniain... no son capaces de jugar a algo más?

Nunca se sabe, igual sin Caparrós el Athletic estaría luchando por evitar el descenso pero yo creo que con otra actitud en el campo un estilo de juego diferente es posible contando como cuentan los bilbaínos con unos jugadores de calidad más que suficiente.

Un milagro llamado Mauricio

Vagaba el Espanyol por los puestos de descenso cuando el invierno de 2008 estaba ya a la vuelta de la esquina. Ni Tintín Márquez ni Mané habían conseguido sacar al Espanyol del pozo. Y llegó Pochettino. Un hombre de la casa dispuesto a capitanear la remontada. Y lo hizo, afianzó al equipo en defensa y a base de unoceros salvó la categoría.

El año siguiente, la temporada 2009-2010 se presentaba muy bien. Nuevo estadio y nuevas ilusiones. Con las buenas sensaciones que había dejado el equipo en algún partido de la temporada anterior y un equipo, esta vez sí, desde el principio bajo los mandos del argentino. Pero pasó lo de Jarque y todo se fue al traste. Ningún grupo de personas, tampoco un equipo de fútbol, se recupera fácilmente de lo que le pasó a su compañero. Conforme la temporada avanzaba el equipo jugaba cada vez mejor en casa y empezó a ganar de forma más o menos continuada pero lejos de su flamante estadio de Cornellà-El Prat no rendía y todo eran derrotas y decepciones. Aún así se mantuvo en Primera sin demasiados problemas.

Esta temporada debía ser la de la consagración, la primera sin Tamudo y sin De la Peña (el cántabro está en la plantilla pero como si no). La temporada de la eclosión de la cantera blanquiazul y de la política de fichajes. Jugadores como Callejón, Javi Márquez, Osvaldo, Álvaro Vázquez, Víctor Ruíz, Duscher, Didac Vilà, Amat... más los buenos momentos de Luis García y Kameni están haciendo del Espanyol un equipo formidable. En plena lucha por la Europa League, los hombres de Mauricio están dando una lección de como ser competitivo sin necesidad de grandes desembolsos ni estrellas, estando muy por encima de equipos como el Sevilla o Atleti.

Si el Barça tiene a Guardiola, el Espanyol puede gritar a su vecino, muy orgulloso, que tiene a Pochettino.