Pinchó ayer la Real y cada vez está más lejos el tan ansiado ascenso. Si a esto añadimos la absoluta crisis económica en que está inmerso el club la cosa se complica.
La apuesta por Lillo siempre ha parecido cuanto menos arriesgada y un comienzo bastante malo del equipo parecía dar la razón a los pesimistas. Se camufló todo con la crisis institucional con Badiola a punto de salir de la directiva. Ya se sabe, si la cosa está mal en los despachos se nota en el campo. Y así Lillo ha sobrevivido hasta ahora, eso y que la llegada de Abreu y una racha de varias victorias consecutivas acercaron el equipo a la lucha por subir.
Ayer empataron en Ipurúa ante el Eibar y se alejaron un poquito más de los puestos de gloria en Segunda. También empató el Zaragoza y perdió el Hércules (aunque fue contra el Xerez) y es por ahí por donde se agarran los donostiarras al clavo ardiendo. Seis puntos separan a la Real Sociedad del tercer puesto que ocupa el Hércules. Seis puntos para remontar y diez partidos por jugar. Podrían valer, podrían ser suficientes para que los txuri-urdin alcanzaran el sueño de regresar a Primera.
La esperanza es lo último que se pierde pero la irregularidad de los de Lillo puede condenarles a un tercer año en el infierno que sería catastrófico económicamente para el club.
La apuesta por Lillo siempre ha parecido cuanto menos arriesgada y un comienzo bastante malo del equipo parecía dar la razón a los pesimistas. Se camufló todo con la crisis institucional con Badiola a punto de salir de la directiva. Ya se sabe, si la cosa está mal en los despachos se nota en el campo. Y así Lillo ha sobrevivido hasta ahora, eso y que la llegada de Abreu y una racha de varias victorias consecutivas acercaron el equipo a la lucha por subir.
Ayer empataron en Ipurúa ante el Eibar y se alejaron un poquito más de los puestos de gloria en Segunda. También empató el Zaragoza y perdió el Hércules (aunque fue contra el Xerez) y es por ahí por donde se agarran los donostiarras al clavo ardiendo. Seis puntos separan a la Real Sociedad del tercer puesto que ocupa el Hércules. Seis puntos para remontar y diez partidos por jugar. Podrían valer, podrían ser suficientes para que los txuri-urdin alcanzaran el sueño de regresar a Primera.
La esperanza es lo último que se pierde pero la irregularidad de los de Lillo puede condenarles a un tercer año en el infierno que sería catastrófico económicamente para el club.
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