viernes, 1 de junio de 2007

- Entre pitos y flautas -

Tras la polémica de esta última jornada de liga me gustaría romper una lanza a favor de Ronaldinho. Su expulsión contra el Getafe en lo que la acción se refiere fue justa dentro de unos márgenes.

Burrull, colegiado del partido, desde el pitido inicial dejó que un Getafe (sabedor que unas de las maneras de ganar a un buen Barça es a través del juego duro y una presión excesiva) llevara a cabo su planteamiento de constantes patadas y faltas.

Jugadores como Ronaldinho, Messi o Guti, de tanto talento hay que protegerlos como magos del futbol que son y lo que aportan a él. Pero como hay que proteger a estos también hay que proteger a Miñambres, Tamudo, Jonás, Portillo, etc. Vengo a decir, el futbol es un deporte de contacto está claro, pero de entrar duro y llevarte a un adversario cuando tocas balón (véase la premier league) a que cada vez que un jugador toca el esférico cortar la jugada a base de patadas y entradas impropias de un leal deportista hay un buen trecho y creo que eso de “es un deporte de contacto” lo estamos mal interpretando, nosotros y los árbitros.

Para un árbitro es más fácil y existe más probabilidad de error en equivocarse en un gol en fuera de juego, en un penalti o en unas posibles manos, pero otra cosa es que desde que empiece el partido hasta que termine consienta duras entradas con el único fin de provocar o no dejar jugar al contrario ¿en eso consiste el fútbol?.

La cuestión es que el sábado pasado el equipo que fue a crear espectáculo, el equipo que fue a jugar a fútbol y el equipo que a cada partido intenta ganar como mejor gusta a cualquier futbolero, sea del equipo que sea, terminó el partido con diez y el que basó su juego en todo lo contrario terminó con once.

Ronaldinho se equivocó fruto de la desesperación después de recibir cuatro patadas seguidas y Belenguer terminó el partido con tan solo una tarjeta amarilla. Opino que el 70% de las duras acciones que protagonizan los futbolistas son en gran parte condicionadas por la actuación y criterio del colegiado desde el pitido inicial.

Un jugador expulsado en un partido de liga contra un adversario con tan poco prestigio a nivel europeo cuando es expulsado y se va a la caseta llorando tiene que ser por algo y ese algo es simplemente desesperación e impotencia ante la impunidad de constantes agresiones. Ahora resultará que por ser bueno o menos bueno que otro la valoración del árbitro hacia tu defensa tiene que variar.

Para disfrutar del fútbol y toda su magia tiene que cambiar mucho el criterio arbitral, así que, se pueden descoser el hipócrita logo que llevan en la manga de “Fair play” y metérselo por la cavidad más próxima a las nalgas (cuando mejor que entre dilatados enfínters) los malos de los árbitros.

Preferiria no comentar nada sobre toda la controversia que se ésta aconteciendo en la entidad del Betis pues estoy mas bien poco informado, quizás Alberto nos pueda comentar algo sobre la crispación en el entorno verdiblanco.

-Sitjar-

1 comentario:

Toni Rajo dijo...

Prepárate, esto es la guerra!!!!!!