
El Betis está en puestos de descenso tras 14 jornadas disputadas y la salvación en la última jornada de la temporada pasada con un triunfo agónico sobre el Racing este año no sirve para que la afición esté calmada. El equipo no tiene rumbo, no tiene el sello Cúper, ni la seguridad defensiva ni la velocidad en el contraataque ni nada parecido. Los jugadores deambulan superados siempre por el contrario y sólo la calidad de algunos jugadores como Pavone le han servido para hacerse con los 11 puntos que tiene hasta el momento.
El club empezó la temporada de forma ilusionante: un técnico de prestigo (Héctor Cúper) y fichajes de calidad en todas las líneas (Ricardo en la portería, Lima, Ilic y Babic para reforzar la defensa, Somoza y Mark González para el centro del campo y Jose Mari y, sobretodo, Pavone para hacer goles). Lopera había conseguido salvar la situación del final del año pasado y había conseguido que la afición volviera a confiar en él.
Pero el fútbol se juega en los terrenos de juego,

Segundo año duro para el Betis con anuncio de Lopera incluído diciendo que si el equipo se salva el vende el club. Sufrirá hasta el final. Francisco Chaparro, hasta ahora entrenador del filial, se encargará de llevar al equipo, sentándose por segunda vez en el banquillo verdiblanco en menos de un año tras ser el entrenador de aquel partido de la salvación gracias a los dos goles de Edú.
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