“A veces escribo cartas, para no sentirme atado, para no aferrarme a remilgos que yo quisiera abolidos en mi vida” La inconfundible voz de Manolo García acompañada por el ritmo de Quimi Portet, en aquel mágico grupo llamado El último de la fila. Al buscar título – y razón – a este post me ha venido esa estrofa que el grupo barcelonés cantaba a principios de los noventa.
Cualquier parecido con las Cartas boca arriba de Ansón es fruto de la casualidad:
Cesc Fábregas
Mediocentro y capitán del Arsenal.
Ayer sufriste la enésima desilusión con la eliminación de tu equipo en las semifinales de la Champions League. En un equipo que te lo ha dado casi todo, pero no acaba de darte lo que más importa en el fútbol: los títulos. Al fin y al cabo es el resultado al trabajo bien hecho, a tanto esfuerzo, ese que hiciste tú abandonando tu ciudad natal siendo un niño para labrarte un futuro como futbolista en Londres. Mi corazón barcelonista te pide que vuelvas al equipo del que nunca te debiste ir, pero mi cabeza me lo niega. Y es que cuando estás en el centro del campo, con ese brazalete que Wenger te puso con apenas 21 años y que llevas con una veteranía impropia de esa edad, ves el once inicial del Arsenal plagado de jóvenes con una calidad y una entrega admirable. Aunque tú no lo quieras reconocer, este verano volverás a encontrarte con el dilema de siempre: me voy a un equipo actualmente ganador en el que voy a ser uno más o bien me quedo de capitán en el Arsenal esperando a que todos esos jóvenes de tu alrededor exploten y seáis un equipo imbatible. No debe ser fácil desprenderte del brazalete – aunque tu amigo Fernando Torres ya lo hizo y no le fue mal – ni por supuesto ignorar la confianza depositada en ti por uno de los mejores entrenadores del mundo.
Eres joven y sabrás elegir lo mejor para ti.
Cristiano Ronaldo
Delantero del Manchester United
Siempre pensé que serías un jugador de fútbol circense, un espectáculo poco efectivo, un futbolista con un montón de videos de youtube y poco más. Y creo que sin Ferguson lo seguirías siendo. Pese a tu narcisismo, tu chulería, tus estúpidas poses y tus andares propios de Pasarela Cibeles, llevas tiempo demostrando que aquel jugador individualista que buscaba siempre el placer personal del regate ha pasado a mejor vida. Eres un jugador de equipo determinante, tu evolución te aúpa, junto a Messi, como el mejor jugador del momento; ayer, incluso, llegaste a pecar de generoso intentando el pase cuando tenías una posición ideal para engatillar el balón como tú sólo sabes – gran gol de falta metiste ayer -. Tu futuro siempre será una incógnita, por culpa de tu ambigüedad nunca sabremos si es cierto que te quedas, como dices, o te vas al Real Madrid, como mandas decir. Si el próximo verano no vistes la camiseta del Real Madrid, muchos periodistas interesados – los que tienen en nómina la empresa que tiene comprados los derechos televisivos del equipo merengue – tendrían que pedir perdón, pues dan por hecho tu precontrato y el visto bueno de los dueños del Manchester United.
Pese a todo enhorabuena por el pase a la final. Ya veremos cómo acaba esta historia que mueve tantos intereses económicos por ambas partes.
Josep Guardiola
Entrenador del Fútbol Club Barcelona
Ayer los barcelonistas que escuchábamos el Sanedrín catalán del programa de radio El Larguero en la SER, nos quedamos un tanto tristes. Pérez de Rozas y Astruells nos advirtieron de que el trabajo incesante de entrenador del primer equipo del club de tu vida te está desgastando a pasos agigantados. Yo, como muchos otros, soñamos verte como el Alex Ferguson del Barça, un entrenador comprometido por vida con un club, con una capacidad de trabajo impresionante, con un equipo a la espalda hecho a imagen y semejanza y con el respaldo paciente de un club; algo impropio en la liga española. Sé que no conviene adelantar acontecimientos y mucho menos en el momento en que estamos, pero pese a lo que pueda pasar esta noche en Londres, la semana que viene en Valencia con la final de la Copa del Rey y la resolución de la liga sea donde sea, tu imagen de entrenador será tan brillante e insuperable como la que dejaste como futbolista: entregado, trabajador y apasionado de unos colores que por suerte todavía defiendes. Y esperemos que por mucho tiempo, pues cuesta creer que el equipo azulgrana haya tenido algún otro entrenador tan admirablemente inteligente, culto – se sabe desde hace mucho tiempo que eres un apasionado de la literatura: ¿acaso no es eso uno de los principales motivos de tu triunfo profesional? – y barcelonista como el que tiene ahora.Suerte esta noche en Stamford Bridge.
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