Mes de mayo, año 1995, el Barça de Cruyff, más conocido como Dream Team, acaba de conseguir el título de campeón de liga. Sin apenas tiempo para quitarse el sudor tras un final de liga frenético, la expedición blaugrana aterriza en Atenas para disputar la final de la Copa de Europa contra el AC Milán. Mal día para contar el resto, nos ahorraremos detalles pero apunten una frase que debería pasar a la historia de la institución: “si el Barça gana su segunda Copa de Europa, se acabarán para siempre los fantasmas del derrotismo”. Lo dijo Bakero poco antes de que los milanistas perforaran hasta cuatro veces la portería de Andoni Zubizarreta. Los años siguientes a ese cataclismo fueron de mal a peor.
Añadimos a ese duendecillo que reside en cada barcelonista, ese cabrón que se traga todo el optimismo que puebla nuestras almas, el misterio que esconden los noventa minutos – o cien, o ciento veinte… - de una final. Algo muy parecido a cuando se abre un libro por primera vez. Tras ese importantísimo momento se esconde un halo de emoción, dudas y preguntas que sólo el tiempo acaba contestando. En cada minuto – o en cada página - residen situaciones enigmáticas: preguntas sin respuesta, respuestas a preguntas que no se nos hubiera ocurrido jamás formular. Para el amante del fútbol que mira el partido con la neutralidad de no ver jugar a su equipo es un momento precioso, la fiesta del deporte rey, una bacanal de florituras, regates, paradas y disparos. Por el contrario aquel seguidor que mira a su equipo disputar una gran final, sabe que tiene las mismas posibilidades de irse a la cama con la desilusión que acostarse con alegría, mojado y etílico. Y ahí está el miedo.
Pero, ¡ah! – que diría el gran Ferrán Monegal -: esta vez es diferente. Cómo no lo va a ser. Xavi, Iniesta, Messi, Eto’o, Henry, Valdés, Puyol, Piqué... ¿Quién dijo miedo? Una temporada cargada de triunfos, goleadas, el mejor fútbol de Europa sin lugar a dudas. Dos títulos en el bolsillo, el 2 a 6 en el Bernabéu. Como dirían los argentinos: tanta Gloria, tanto fútbol.
¿Acaso el fracaso en un partido, por muy importante que éste sea, podrá solapar la cantidad de alegrías que este Barça nos ha regalado en toda la temporada? Pase lo que pase el Barça de Pep Guardiola ya ha pasado a la historia. Ahora sólo hace falta coronarles como el mejor Barça de todos los tiempos y como el único equipo del fútbol español que ha conseguido el triplete.
A por ellos, a por ella.
Barça, Barça, Barça.
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