Este fin de semana ha llevado cambio de entrenador en dos de los principales banquillos de Primera División: Sevilla y Valencia.Aunque los motivos han sido totalmente diferentes en cada caso.
Juande Ramos estaba tremendamente valorado en el Sevilla, ha sido el entrenador que ha traído los éxitos al club andaluz. Recogío la semilla que plantó Caparrós y consiguió meter al Sevilla en primera línea europea. Ganó 5 títulos en menos de dos años, incluídas dos copas UEFA, y todo ello con un juego espectacular y haciendo valer eso que en otros equipos no funciona tan bien: las rotaciones. Pero poderoso caballero es Don Dinero. Y llegó el Tottenham, club londinense que ya había tentado al entrenador en verano pero que se volvió a las islas con la negativa del técnico manchego. Pero 5 millones de € por temporada son muchos millones de €. No creo que la afición sevillista deba recriminarle nada, si acaso el momento elegido. Pero aún así, todavía es pronto y hay tiempo para que otro entrenador (de momento Manolo Jiménez) se haga con el mando del equipo y lo mantenga en la buena senda que llevaba.
Quique Sánchez Flores, en cambio, ha sido destituido de su puesto como entrenador del Valencia. Eran muchas las voces que pedían su cese desde la afición valencianista. Un equipo con grandes jugadores y con un juego que no se correspondía a esa calidad. Ya eran famosos los ¡Quique vete ya! en Mestalla y sólo los buenos resultados fuera de casa (que no el juego) lo mantenían a flote. Y eso se había perdido, dos derrotas consecutivas, 2-0 en Trondheim ante el Rosenborg y el 3-0 de ayer ante el Sevilla han acabado con su crédito. Yo creo que era necesario este cambio y, como en el caso del Sevilla, creo que todavía hay tiempo de reaccionar. De momento el entrenador será el del filial (Oscar Fernández) aunque, a diferencia del Sevilla, parece que hay más prisa por buscar un nuevo entrenador. Después de Cúper, Ranieri, Benítez y Sánchez Flores llega el momento de algún entrenador de perfil más ofensivo, necesario en un club que quiere ser grande como el Valencia.
Juande Ramos estaba tremendamente valorado en el Sevilla, ha sido el entrenador que ha traído los éxitos al club andaluz. Recogío la semilla que plantó Caparrós y consiguió meter al Sevilla en primera línea europea. Ganó 5 títulos en menos de dos años, incluídas dos copas UEFA, y todo ello con un juego espectacular y haciendo valer eso que en otros equipos no funciona tan bien: las rotaciones. Pero poderoso caballero es Don Dinero. Y llegó el Tottenham, club londinense que ya había tentado al entrenador en verano pero que se volvió a las islas con la negativa del técnico manchego. Pero 5 millones de € por temporada son muchos millones de €. No creo que la afición sevillista deba recriminarle nada, si acaso el momento elegido. Pero aún así, todavía es pronto y hay tiempo para que otro entrenador (de momento Manolo Jiménez) se haga con el mando del equipo y lo mantenga en la buena senda que llevaba.
Quique Sánchez Flores, en cambio, ha sido destituido de su puesto como entrenador del Valencia. Eran muchas las voces que pedían su cese desde la afición valencianista. Un equipo con grandes jugadores y con un juego que no se correspondía a esa calidad. Ya eran famosos los ¡Quique vete ya! en Mestalla y sólo los buenos resultados fuera de casa (que no el juego) lo mantenían a flote. Y eso se había perdido, dos derrotas consecutivas, 2-0 en Trondheim ante el Rosenborg y el 3-0 de ayer ante el Sevilla han acabado con su crédito. Yo creo que era necesario este cambio y, como en el caso del Sevilla, creo que todavía hay tiempo de reaccionar. De momento el entrenador será el del filial (Oscar Fernández) aunque, a diferencia del Sevilla, parece que hay más prisa por buscar un nuevo entrenador. Después de Cúper, Ranieri, Benítez y Sánchez Flores llega el momento de algún entrenador de perfil más ofensivo, necesario en un club que quiere ser grande como el Valencia.
1 comentario:
pues me parece hasta lógico que quique decida irse, a veces los ciclos es mejor cerrarlos en lo más alto, la afción puede pasar del amor al odio a enorme velocidad... en cuanto a quique, no sé, a mí me cae bien, me gusta su estilo pero creo que no acabó de cuajar en el valencia, la eterna promesa del fútbol español...
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