No lancemos las campanas al vuelo, pero parece ser que el galimatías de la venta del Real Club Deportivo Mallorca llega a su fin. Por el bien de la plantilla, cuerpo técnico, directiva y sobre todo afición, convendría dejar este tema a un lado y aplicarse enteramente a lo deportivo para así no pasar un año rozando el descenso o pegándose de pleno con él. El camino hasta llegar a la venta del club rojillo ha sido sinuoso: lleno de dudas, de preguntas, de desmentidos y de mentiras.
El señor Grande, actual presidente del RCD Mallorca hasta que se demuestre lo contrario, empezó con mal pie el camino, mintiendo varias veces. En primer lugar dijo en repetidas ocasiones que el club no estaba en venta bajo ningún concepto, al poco tiempo – ahogado por sus problemas económicos en sus distintas empresas privadas enmarcadas en el Grup Drac – colgó el cartel de venta en el ONO Estadi. La afición rojilla empezaba a preocuparse, pero Grande intentó acabar con la preocupación diciendo que sólo vendería el club si el comprador era mallorquín. Como mucho balear.
Capitales mallorquines o baleares que puedan hacerse cargo del club de primera división hay bien pocos, y los que hay ya dieron su dinero y no creían conveniente volver a perder dinero con el Mallorca. Por eso Grande dejó claro que lo importante era vender y el que primero pusiera el dinero encima de la mesa se acabaría llevando el club. Han sido muchos los rumores de empresarios que han pedido precio por el RCD Mallorca: el actual propietario del Manchester City, el dueño de Red-Bull que según parece, al contrario que el anterior, sí presentó oferta pero que se descartó por sus cláusulas – se rumorea que una de ellas era cambiar el nombre del estadio y otra cambiar el escudo del RCD Mallorca añadiéndole dos toros como publicidad de su conocida bebida energética. Oficiales se hablan de cinco ofertas de cuatro nacionalidades distintas.
Al final el que parece ser que será el próximo propietario del club mallorquín, es Davidson, al que apodan “el fontanero” en Inglaterra, su país de origen, por sus millonarios negocios de tuberías y canalizaciones. La afición empezó por poner mala cara ante la venta del club; ahora, tantos meses después, la afición ha cambiado el NO por el YA. La solución al problema se ha dilatado demasiado, y eso, lógicamente, está afectando al rendimiento de la plantilla y ya Gregorio Manzano lleva intentando pedir explicaciones a la directiva porque los rumores saben que no son buenos para la situación deportiva. El problema es que, aún llegando al final de la resolución, todavía no está todo cerrado: falta cerrar definitivamente el acuerdo – se prevé que la semana que viene – y queda el visto bueno del juez que revisará el contrato y la venta.
Dicho esto por parte de la afición sólo queda esperar. Aunque parece ser que las cosas vistas desde fuera no cambiarán mucho. De hecho Vicente Grande seguirá siendo presidente del club durante cinco años siempre y cuando a Davidson, dueño y señor, le parezca bien, y éste ha dejado claro que no quiere inmiscuirse en el plano deportivo por lo que respetará la idiosincrasia del club.
Aun sin poder pasar demasiadas novedades dado el corto de plazo de tiempo que hay, estaremos atentos a ver cómo acaba la cosa.
El señor Grande, actual presidente del RCD Mallorca hasta que se demuestre lo contrario, empezó con mal pie el camino, mintiendo varias veces. En primer lugar dijo en repetidas ocasiones que el club no estaba en venta bajo ningún concepto, al poco tiempo – ahogado por sus problemas económicos en sus distintas empresas privadas enmarcadas en el Grup Drac – colgó el cartel de venta en el ONO Estadi. La afición rojilla empezaba a preocuparse, pero Grande intentó acabar con la preocupación diciendo que sólo vendería el club si el comprador era mallorquín. Como mucho balear.
Capitales mallorquines o baleares que puedan hacerse cargo del club de primera división hay bien pocos, y los que hay ya dieron su dinero y no creían conveniente volver a perder dinero con el Mallorca. Por eso Grande dejó claro que lo importante era vender y el que primero pusiera el dinero encima de la mesa se acabaría llevando el club. Han sido muchos los rumores de empresarios que han pedido precio por el RCD Mallorca: el actual propietario del Manchester City, el dueño de Red-Bull que según parece, al contrario que el anterior, sí presentó oferta pero que se descartó por sus cláusulas – se rumorea que una de ellas era cambiar el nombre del estadio y otra cambiar el escudo del RCD Mallorca añadiéndole dos toros como publicidad de su conocida bebida energética. Oficiales se hablan de cinco ofertas de cuatro nacionalidades distintas.
Al final el que parece ser que será el próximo propietario del club mallorquín, es Davidson, al que apodan “el fontanero” en Inglaterra, su país de origen, por sus millonarios negocios de tuberías y canalizaciones. La afición empezó por poner mala cara ante la venta del club; ahora, tantos meses después, la afición ha cambiado el NO por el YA. La solución al problema se ha dilatado demasiado, y eso, lógicamente, está afectando al rendimiento de la plantilla y ya Gregorio Manzano lleva intentando pedir explicaciones a la directiva porque los rumores saben que no son buenos para la situación deportiva. El problema es que, aún llegando al final de la resolución, todavía no está todo cerrado: falta cerrar definitivamente el acuerdo – se prevé que la semana que viene – y queda el visto bueno del juez que revisará el contrato y la venta.
Dicho esto por parte de la afición sólo queda esperar. Aunque parece ser que las cosas vistas desde fuera no cambiarán mucho. De hecho Vicente Grande seguirá siendo presidente del club durante cinco años siempre y cuando a Davidson, dueño y señor, le parezca bien, y éste ha dejado claro que no quiere inmiscuirse en el plano deportivo por lo que respetará la idiosincrasia del club.
Aun sin poder pasar demasiadas novedades dado el corto de plazo de tiempo que hay, estaremos atentos a ver cómo acaba la cosa.
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