Resulta tremendamente triste que estando cerca de que se cumpla la primera década del siglo XXI todavía el Real Madrid tenga que responder, excusarse o argumentar contra las acusaciones de supuestas ayudas recibidas en los 40 años de dictadura franquista. Como también es lamentable que un club como el Real Madrid se haya dejado de preocupar por el fichaje de Cristiano Ronaldo y ahora vea fantasmas vestidos de negro.
El exceso de victimismo me aburre, me harta. Cualquier llanto o pataleta injustificada, incluso justificable pero aburridamente repetitiva, me resulta desagradable.
Me parece ilógico que a estas alturas, como ya he dicho, sobre el Real Madrid todavía sobrevuele la sombra del Franquismo. Desde la Ciudad Condal e incluso desde las importantes ciudades europeas se ha intentado desprestigiar al club blanco con esa idea de vínculo entre el Real Madrid y el periodo dictatorial. Aburre, y mucho. Más cuando estamos hablando de un club que ha seguido su prestigiosa labor en un periodo democrático y que ha sido casi tan importante en este periodo como lo fue entonces. El Real Madrid ha conseguido demasiado prestigio como para que aún se le tenga en cuenta supuestos favores o ayudas del régimen que tuvo a España reprimida durante 40 años. Y digo supuestos porque desde la capital se ha contestado a estas acusaciones con datos que parecen certeros. Aunque tan supuestos como los otros. Se debería acabar con esta tontería, se debería valorar al Real Madrid como lo que es y no como lo que fue. Bien es verdad que algunos nostálgicos seguidores del club blanco sacan pecho ante las nueve copas de Europa o con el simbólico trofeo de mejor club del siglo XXI. Pero aún así me parece triste que se utilice todavía lo del Franquismo como un argumento para desprestigiar. Se debe olvidar ese periodo sabiendo que el Real Madrid es grande sin esa ayuda de la que se le acusa.
Y gracias a esa justa valoración del Real Madrid como equipo grande, debería comportarse como tal. Cambio de tema. Me refiero a las últimos llantos por parte de Pedja Mijatovic - ¿cómo todo un Real Madrid puede tener semejante director deportivo? – hablando de manos negras, de persecuciones arbitrales y de manías persecutorias varias. Ya publiqué hace tiempo un par de post en referencia a la poca clase que demostraba tener Bernard Schuster. Le taché de entrenador de equipos pequeños, y no porque me parezca que el alemán no tenga características o cualidades deportivas para entrenar al equipo blanco – nada más llegar ganó una liga – sino que su manera de ser y de actuar me parecían más propias de un equipo de segunda recién ascendido que de un Real Madrid. No quiero ser partidista pero el tiempo me ha dado la razón. Pues ya lo dijo Caparrós: qué difícil es saber ganar. Y Schuster no sabe ni ganar, ni perder. Pero a Schuster, que con Mijatovic dicen que no se lleva demasiado bien, le ha salido un aliado en esta lucha del Real Madrid contra enemigos divinos; fantasmas oscuros que desean lo peor para el equipo blanco. Ese aliado contra lo desconocido e irreal es el propio Pedja. Se puede decir mil cosas en contra de estas acusaciones de manos negras y demás monsergas, pero me quedo con las palabras de Unai Emeri: “esas acusaciones me dan vergüenza ajena”. Y la dan, vaya si la dan.
Desde la posición de aficionado es difícil guardar siempre las formas. A todo el mundo se le puede escapar esa sombra franquista del Real Madrid – aunque ya han pasado demasiados años como para seguir con la cantinela – o que ante el buen juego del Barça, el juego del Real Madrid se intente excusar con el tema de los árbitros. El aficionado no tiene repercusión mediática y sólo está en juego su credibilidad o victimismo. Pero lo que me parece injustificable es que el tabernero de Fergusson hable del Real Madrid como el equipo franquista o que Pedja Mijatovic y su aliado Bernard Schuster tengan esquizofrenia arbitral y no sepan controlarla.
Ante la incontinencia verbal, bozal de perro y cada uno a su casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario