Joaquin Caparrós, entrenador del Atlhetic Club de Bilbao.

Llevo diciendo varios años que el futuro del banquillo de nuestra selección debe ser para Joaquín Caparrós. Si hay un entrenador en este país que sea capaz de sacar el máximo rendimiento a los canteranos, ése es Joaquín, si hay un entrenador capaz de en situaciones límites apoyar y darle responsabilidades a algún chico de 18, 19 o 20 años, cuyo nombre no nos suena de nada, ése es Joaquín Caparrós. Ya lo demostró con el sevilla, sacando canteranos de debajo de las piedras, Sergio Ramos, Jesús Navas, Antoñíto, Jose Antonio Reyes. Y que me perdone Juande Ramos, sé que su trabajo no es fácil, pero si hoy en día el equipo hispalense está donde está, no es por Juande ni por mi odiado Del Nido, es por Monchi y por Caparrós. Ahora sólo están recogiendo lo que un día el nuevo entrenador del Atlhetic sembró. Su salida del club de Nervión también es algo que le honra, había levantado al equipo y lo estaba haciendo jugar como nadie, se había hecho un esfuerzo grandísimo fichando jugadorazos y juntándolos con los canteranos tenían un plantel envidiable, pero él, lejos de dejarse llevar por los títulos que podía conseguir, agarró las maletas entre lágrimas y se fue de aventura a La Coruña, a construir un proyecto deportivo que parece que costará montarlo más de lo que parecía.
Si a esto le sumas, la filosofía del club bilbaíno, su orgullo, su respeto por los jugadores jóvenes, sus miradas puestas siempre en Lezama, jóvenes que sostienen desde hace años el 90 por ciento del juego de los rojiblancos. La mezcla puede ser perfecta.
El entrenador que más mima a los jovenes, con un equipo cuya filosofía necesita a esos jóvenes para permanecer en primera división.
Sin duda es algo que me pone.

Siempre he dicho que si todos los clubes españoles pensaran tanto en la cantera como piensa el Athletic, la selección española nos habría dado ya muchísimas alegrias. La de jóvenes que se desperdician en la Masia o en Valdevebas por no estar en Lezama.