martes, 18 de septiembre de 2007

¿Fin del crédito?

Lo que nos deparó el pasado domingo el partido disputado en el reino de Navarra fue una total ofensa al mundo del fútbol y a los socios y seguidores del club azulgrana.

Quien pagó los doce euros por la compra del partido debió empezar el lunes en las oficinas más cercanas de su casa de defensa del consumidor. En mi caso, de haberlo pagado, hubiera preferido sacarlos de la cartera, tirarlos al suelo, y con un mechero pegarles fuego, me hubiera ahorrado cerca de dos horas de insoportable tedio, una gran dosis de indignación y un buen cacho de nostalgia e incertidumbre.

El equipo de Rijkaard dio autentica PENA. Ya ha perdido cuatro puntos contra rivales que (plantilla por plantilla) deberían haber sido goleados. Y no fue así ni por mala suerte, ni por decisiones arbitrales, ni por las bajas de algunos jugadores, ni por yet-lag, ni por el virus FIFA…

El equipo no sigue como el año pasado, si no que va a peor, en constante caída libre con cuatro nuevos fichajes de ensueño y con dos de los mejores jugadores del mundo (Messi – Ronie).

Tanto contra Racing como contra Osasuna, los blaugranas demostraron varias cosas: falta de entendimiento, falta de ideas, falta de garra, falta de cojones y falta de ambición. Un equipo patéticamente eclipsado por la escasez de sistema táctico y estilo de juego. Lo mejor que pudimos ver fue la elevada posesión de balón (que al fin y al cabo no sirve de nada en muchas ocasiones) y un Dos Santos – Bojan con ganas de hacer algo.

Thuram fue un quiero y no puedo, Zambrotta una sombra, y los demás… poco más de lo mismo exceptuando a Iniesta, brillante y regular de entre tan pocas luces.

Rijkaard hizo cambios. Entró Oleguer, el cual ofensivamente es completamente incapaz de aportar nada, cuando se encuentra ante una ocasión se le puede notar un derroche de autocomplacencia y la poca presión de tener que hacer algo de provecho, y tanto te chuta a las nubes como mete un centro horroroso. Metió a Xavi, tampoco pudo aportar mucho. Y por último entró un Bojan revolucionado que debió salir antes.

Mi siempre venerado Rijkaard empieza a estar en entredicho. Como no empiecen a llegar resultados acompañados de buen juego puede que este invierno se encuentre en la picota más comprometida desde que es entrenador del Barcelona.

El holandés, en su primera temporada en Can Barça, tuvo la capacidad de cambiar el rumbo de un equipo que en invierno era duramente cuestionado, pero esta vez parece que va a ser diferente, el deber y obligación es mayor, y Frank aparece ante los medios como un entrenador falto de soluciones, sin capacidad de aplicar una dura y efectiva disciplina, nulo en el sistema táctico y culpable de substituciones controvertidas.

Los corners del Barça son un auténtico horror (dudo que los entrenen por lo que he visto en los partidos) pueden lanzar 23 en un partido que no crean un ápice de peligro, las contras… realmente ni existen y el ritmo de partido es lentísimo y monótono, solo juegan minimamente bien empujados por el ambiente del Noucamp.

Empiezo a creer que a Frank Rijkaard, muy a mi pesar, se le está acabando el crédito, el equipo con mejor delantera del mundo solo a marcado tres goles en tres partidos, uno de ellos no legal, otro de falta y otro de penalti, los tres en el mismo partido.

Mañana confío en el equipo contra el Lyon, pero porque juega en casa, de lo contrario estaría ya temblando, esperando lo peor.


5 comentarios:

Robert dijo...

Yo no vi el partido de Osasuna pero vi el del Racing y por lo que he leído fue un calco.

No creo que el sistema esté mal, esta misma táctica nos dio 2 Ligas y una Champions hace nada. El problema está en la motivación de los jugadores, y ahí sí creo que Rijkaard tiene parte de culpa.

Los jugadores ya no presionan la salida del balón, no se desmarcan y esperan siempre el balón al pie. Y parece que Rijkaard no puede cambiar eso después de un año y pico.

Espero que estos tres partidos seguidos en el Camp Nou que afrontamos ahora nos devuelvan la ilusión (Lyon, Sevilla y Zaragoza) y entremos en una buena dinámica que el próximo partido fuera (Levante) no puede hacernos perder.

PD: Felicidades por el post ;)

nyaklus dijo...

R.A.F.A B.E.N.I.T.E.Z

S.O.S

Robert dijo...

No creo que ahora mismo nadie pueda arrancar a Benítez del Liverpool. Ni el Barça ni nadie. Le han hecho el equipo a medida, lo controla TODO allí y cobra una pasta inmensa por hacerlo. Y además está el reto personal de demostrar que puede hacer a este Liverpool campeón de liga. No creo que viniera y menos así, a mitad de temporada...

Creo que el error del Barça ha sido no vender a Eto'o o a Ronaldinho este verano. Demostrar que si no estás bien o si la cagas hablando más de la cuenta te vas, que nadie es imprescindible... y esa es la sensación que ha quedado.

Rijkaard debería dejar a Ronaldinho (y a Eto'o si no estuviera lesionado) un par de partidos en la grada, que le viera las orejas al lobo y que decida de una vez si se quiere ir al Milan o quiere volver a ser grande en el Barça.

Kerouac Riot dijo...

Es que en Milan no les hace falta recurrir a ese tipo de cosas para que los jugadores despierten (como dejarlos en el banco) y tampoco traspasan a sus cracks que, hasta su avanzada edad(maldini,seedorf,inzaghi...)nunca pierden su ambición ni su gran nivel de juego. Supongo que un elevado ritmo de entrenamiento, un buen grado de autoridad por parte del técnico y alguna cosa más debe tener la culpa de ello(quizás) pero ya estos dos últimos factores en can barça carecen de ellos.

Toni Rajo dijo...

Llego tarde, tendría que haber comentado algo antes de la victoria de esta semana en la champions frente al Olimpique. Pero yo sigo pensando lo mismo, aún viendo el horrible juego en Santander y Navarra, confío en Rijkaard 100%, prefiero que se vaya algún crack de esos que se tocan la berga todo el día antes de que se vaya Rijkaard.
El holandés es como en su día fue Vicente del Bosque en el Madrid de los galáticos, aunque en un principio parece que son meros objetos de decoración, cuando se deshace uno de ellos se da cuenta que es el pilar que sostiene el edificio.