martes, 12 de febrero de 2008

El fútbol lo juegan seres humanos

¿Y a qué viene ese título? Pues a que este fin de semana han ocurrido un par de cosas en el mundo del fútbol de esas que hermanan aficiones y hacen olvidar todas las rencillas deportivas que puedan existir.

La semana pasada operaron a Enrique Castro, Quini. Los jóvenes no recordamos nada o casi nada de ese jugador, sólo lo que nos han podido contar. Quini estuvo 12 temporadas en el Sporting de Gijón y tuvo una media de más de 20 goles todas y cada una de esas temporadas. Ayudó al Sporting a ser subcampeón de Liga y contribuyó a que los primeros años 80 fueran gloriosos para el equipo asturiano. El Barça lo fichó con 30 años por la burrada de 80 millones de pesetas. Estuvo 3 años y se ganó el corazón de toda la parroquia blaugrana. Sufrió además un secuestro por motivos económicos que por suerte se solventó felizmente cuando la policía consiguió rescatarle de un zulo en un taller de Zaragoza.

La semana pasada le operaron de dos tumores de garganta. Afortunadamente evoluciona bien y parece que saldrá de esta. El Sporting se ha volcado con su delegado. El ¡Ahora, Quini, ahora! que le gritaban en el Molinón cuando se dirigía a la portería contraria se ha convertido en el grito de apoyo de toda una ciudad y de todo el fútbol español.



El otro momento humano del fútbol de este fin de semana ha sido el homenaje por el 50 aniversario de la muerte de 8 jugadores (Bent, Byrne, Colman, Edwards, Jones, Pegg, Taylor y 'Billy' Whelany) y 3 directivos del mítico equipo conocido como Busby Babes. Un Manchester Utd. joven y con mucho talento que, liderado por sir Bobby Charlton, estaba dispuesto a discutirle la hegemonía europea a aquel Madrid de Di Stéfano, Gento y cía.

Se enfrentaban en Old Trafford Manchester Utd. y Manchester City, derby por todo lo alto en Inglaterra. El minuto de silencio es acojonante. Se pone la piel de gallina. En este enlace se puede ver de forma "oficial", el vídeo a continuación es grabado por un aficionado, sólo las salvas de honor rompen el absoluto silencio que llena las gradas del Teatro de los Sueños.


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