No soy muy asiduo a esta clase de entrevistas, normalmente no me suelen interesar lo más mínimo y me tiene que coger en un momento de puro aburrimiento y sin ganas de esfuerzo para seguir una entrevista como la que seguí ayer. Aunque ese no fuese el motivo de mi elección y seguimiento, el motivo fue un inexplicable morbo por ver al presidente del Fútbol Club Barcelona hablando sobre la desastrosa temporada del equipo que preside. A ver cómo se sale de ésta, pensé.
Me subí al carro de la audiencia una vez ya empezado el espectáculo – el impresionante documental de tres españoles que sobrevuelan la Antártida por primera vez con trajes especiales para ello tuvo la culpa – pero gracias al posterior resumen que hicieron en el debate en el Canal 33 con los directores de los principales diarios deportivos catalanes, pude ver el resumen de las declaraciones anteriores a mi llegada.
Si he de resumir la entrevista de Laporta en el programa Gol a Gol de la televisión catalana TV3, lo puedo hacer con una frase: no me sorprendió en casi nada. Y digo casi, porque sí me sorprendió en una respuesta: el no rotundo a la pregunta hecha por Xavi Torres sobre si vería como un buen presidente a Sandro Rossell. ¿Por qué? Le dijo el periodista. Laporta ya se había mojado lo suficiente: “es mi opinión personal” dijo en tono serio.
Por lo demás nada nuevo: intento de limpiar su imagen, de prometer un futuro mejor, de no saber qué es lo que ha fallado, y si ha fallado algo no ha sido él. Volvió a tapar una vez más a Ronaldinho, quizás ya por estrategia para venderlo que por caridad, y repartió estopa a Rijkaard - a quien previamente le había untado de elogiosos adjetivos – cuando le hizo ser el culpable de que el vestuario fuese una casa de putas sin luz: ¿Que por qué no se sanciono a Eto’o por rajar? Porque lo dijo Rijkaard. Y ancha es Castilla.
Hasta aquí todo previsible, y si me apuran justificable. Pero si hay algo que me ofendió del presidente de un club de repercusión mundial, fue su contestación a la pregunta que le hizo Xavi Torres sobre por qué había decidido dar la entrevista de final de temporada en TV3 y no en rueda de prensa, como hubiese sido correcto – esto último lo añado yo. Laporta justificó su injustificable decisión aludiendo a que ése era el programa deportivo de máxima audiencia en Catalunya y como el se debe al socio y al simpatizante, mejor escenario imposible. Bravo: una vez más el señor Laporta desprecia al socio y al simpatizante de fuera de Catalunya y lo convierte en un socio y simpatizante de segunda. De nuevo, las ideas nacionalistas de un presidente de una entidad que no sería nada si no fuese por sus seguidores en el resto de España y en el mundo entero, desprecia esa parte importante de seguidores que querían ver al presidente de su club dando explicaciones sobre la ridícula temporada de su equipo.
Por suerte soy mallorquín. Y eso quiere decir que entiendo el catalán y me llega la señal de los canales catalanes. Y digo por suerte no por poder ver al señor Laporta diciendo lo predecible y sacudiéndose el polvo, sino porque volví a comprobar que pese a las cosas fabulosas que ha hecho el presidente desde que ganara las elecciones – encararse con los radicales blaugranas; fichajes históricos que los aficionados hemos podido disfrutar, etcétera - un club con repercusión mundial y con un prestigio en el mundo como pocos, necesita un presidente menos tribal y sectario.
1 comentario:
De acuerdo en todo, yo apenas vi los últimos 15 minutos de entrevista y tuve la "suerte" de escuchar el comentario sobre el "soci" y el aficionado, que por lo visto, no vive fuera de Cataluña. Lo que dices, una pena tener un presidente así en este aspecto (y en algunos otros).
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